1 mar 2006

La niña y la magia

Érase una vez un país muy muy lejano, donde la gente vivía el día a día sin casi preocuparse por los demás, donde cada uno tenía su trabajo, su casa, su familia, y sí, sus amigos, pero donde cada uno cerraba la puerta de su casa y de su corazón.
Era un mundo fantástico donde todo relucía, donde todo era brillante y nuevo, donde todos podían comprar lo que deseaban.
Y era así porque en este mundo alguien inventó la magia.
Y al poder comprar la magia, todos se olvidaron de cómo podían conseguir otras cosas, porque la magia todo lo podía comprar, todo lo podía conseguir….
En este mundo maravilloso había una niña, y ella, como veréis, llegó con el tiempo a ser lo más maravilloso de este mundo maravilloso
La niña vivía en una casa grande y bonita, su ciudad siempre estaba llena de alegría porque las cosas malas se habían acabado con la magia, y sus vecinos paseaban sonriendo porque pensaban que todo lo que quisieran siempre podrían tenerlo comprando un poco de magia.
Pero nuestra niña era muy lista, y nuestra niña pensaba mucho y veía que hay algo que la magia no podía comprar: la juventud, la eternidad, la felicidad.
Nuestra pequeña no quería juguetes, no quería regalos, no quería muñecos.
Nuestra pequeña quería poder parar el tiempo. El tiempo que, en ese mundo de supuesta felicidad, corría más que nunca… ¿Qué porqué? Porque el tiempo, cuando no se piensa en él, corre más, te despista y se te escapa, se va, se va….
La pequeña lo veía, se fijaba, y no le gustaba. La gente, sumida en una alegría sin fin por poseer todo lo que quería no se daba cuenta de que el tiempo se les iba y no habían disfrutado de todas las cosas que la magia o el dinero podían ofrecer.

Pasaron unos años y nuestra pequeña creció y decidió buscar al inventor de la magia para que la ayudara. Para que le buscara a ella esa felicidad que los demás tenían y que ella no conseguía.
Viajó, preguntó y por fin, encontró al inventor de la magia.
Era un señor mayor, de pelo cano y liso, estaba muy arrugado pero sonreía con una calidez sobrehumana.
- Hola, he venido a buscarle para preguntarle si usted es feliz.
- Ay pequeña, la felicidad a cada edad cambia con los años, pero yo ahora, a mi edad, puedo decir que sí, que soy feliz.
- ¿Y para usted qué es ser feliz?
- Para mí, como te digo, ser feliz es haber llegado a mi edad tranquilo, rodeado de gente que me quiere. ¿Tú quieres ser feliz?
- Sí, y para eso me parece que necesito su ayuda.
- Para eso tienes la magia amiguita, sabes donde puedes comprarla ¿no?
- Síiiii…. Pero yo no necesito comprar cosas, yo necesito…ser feliz de otra manera. Necesito no sufrir.
- ¿Tú sufres? ¿Y por qué sufres si eres muy joven y puedes tener lo que desees?
- Lo que yo deseo es que todo se quede como está hoy... Deseo que el tiempo siga pasando, que el mundo siga avanzando, pero quiero que las personas con las que estoy no cambien, no sufran, no mueran…. ¿Eso se puede conseguir?
- Te voy a contar una historia:

“Cuando me pidieron que diera con la fórmula perfecta de la magia, la gente pidió poder obtener cosas materiales de forma rápida y fácil, poder viajar, poder gastar y poder hacer todas esas cosas de una forma que no les costara, olvidarse de las complicaciones. Cuando me preguntaron por la eternidad les dije que eso era imposible, pero como no me preguntaron la alternativa a la eternidad, yo les di lo que querían y esa es la magia que tú has conocido.
Hoy tu pregunta me devuelve a ese día, y como agradecimiento quiero ayudarte.
Dime que es lo que necesitas entonces para ser feliz”

Y la chica le dijo que ella quería que su mamá siempre estuviera sana como estaba en ese momento, que su papá pudiera seguir siempre tan sonriente, que sus hermanitos conservaran la alegría que tenían ahora siendo pequeños, que su gatito estuviera para siempre con ella.
Que el espíritu y la salud de todos ellos nunca cambiara, aunque su aspecto exterior sí.

Nuestro mago le dijo que su espíritu era limpio, agradecido, pero que a cambio de ese conjuro ella sí envejecería, no sabía si tendría enfermedades pero si envejecería, y le hizo un trato:
- Chiquilla, te propongo una cosa: tu vas a ver a todas estas personas como tu quieres verlas, como están ahora, yo prometo que se mantendrán así siempre, y ellos te verán a ti también siempre como ahora. Como si paráramos el reloj del tiempo. Pero tú si verás el paso del tiempo en ti misma, si te verás envejecer, si serás vulnerable a las enfermedades y hasta a la muerte.
- No me importa, yo solo quiero que ellos no sufran, así yo seré feliz. No me importa si yo sufro, porque ellos no lo verán y así tampoco sufrirán ellos.
- Está bien, entonces así será a partir de hoy.

Y la chica empezó a ser feliz. Qué importaba enfrentarse a la vida, si la vida en ese mundo maravilloso no era real, era una vida inventada…ella quiso inventarse para sí misma un mundo perfecto. Y para ella un mundo perfecto era el que tenía ese preciso día, donde su familia era feliz, sana y viva. Así quería que fuera siempre, no le pedía nada más a la vida.

Entonces apreció el verdadero valor de la magia.
Y fue feliz siempre.

13 comentarios :

Nepomuk dijo...

¿Por eso llevas el nombre de Eva Luna? ¿por sus cuentos?

Txema Mar� dijo...

Hey nena, me ha encantado "conocerte". Tu post, adorable, como siempre.

Besitos

Eva Luna dijo...

Hola chicos!!
Nepomuk: la verdad es q cuentos me gustan pero no suelo escribir mucho, de vez en cuando pero no muchos... pero los de allende me gustan claro
Txema: seguimos en contacto of course! y gracias
Besossss a ambos

marga dijo...

Es que lo que de verdad importa no se puede comprar... Y la felicidad comprada llega a ser aburrida y sin sentido... Esa niña lo sabía.
Buenos días Evita!!!

Anónimo dijo...

Pues ahora después de Allende toca uno propio de esos de Eva Luna.... ¿no?
Besos!

Eva Luna dijo...

Nooo minaya, esto es mio y en horas de oficina, lo q pasa es que el nombre coincide con los de allende, pero esto es mine!!
Pero oye, si cuela por el de una escritora de verdad, GRACIAS!!

ESE dijo...

La generosidad es grande y poco común. Qué pena. Hay vida más allá de lo material y ni magia ni deseos consiguen aportarnos la felicidad real. Genial la historia. Sigue así, luna lunera. Besos.

Marta dijo...

Si lo terminas sonriendo es cuento? q bonito, evita, la magia es algo que nunca deberíamos perder, pena q los años a algunos los hagan más incrédulos (a nosotros no eh)
bikiños

Eva Luna dijo...

Jean: me gusta tu idea de que es cuento porque acabas sonriendo.
Realmente me apetecia decir que mi mayor deseo es que mis seres queridos nunca sufran, que se quede todo como esta ahora
martiña: lo mejor es conservar ese puntito de ilusion q hace q la vida merezca la pena...

gracias por venir amores!!

MeTis dijo...

El sufrimiento es inevitable, pero es doble si es por algo de la familia...
Te recomedaria los cuentos de Jorge Bucay, a mi me encantaron..
Besoss

Eva Luna dijo...

Jean: justo, esos momentos en q piensas, mi vida no es espectacular, pero que se quede como esta por favor!!
Metis:Tomo nota, los he ojeado a menudo pero no he leido ninguno completo

bss

zoquete dijo...

oops... y yo que no puedo imaginarme un mundo perfecto feliz... ¿qué harías un día cualquiera en ese paraiso? ¿y el siguiente? como dice alguno por ahí, ¿dónde queda nuestra misión si hagamos lo que hagamos todo da lo mismo?

Eva Luna dijo...

Hola zoquete...encantada, curioso nombre.
Pues la niña no pedia un mundo perfecto, solo pedia tener a los suyos sanos aunque ella sufriera lo q sufrimos hoy en dia, no es un mundo perfecto. Ni toda la magia del mundo harian un mundo perfecto no crees?