Odio los lunes

Odio los lunes porque tengo sueño. Odio los lunes porque queda mucha semana por delante. Odio los lunes porque ya no me acuedo de cómo dejé las cosas el viernes, y siempre me pillan desprevenida. Odio los lunes porque siempre me enmarronan y nunca se si podré ir a la clase de baile a desestresarme. Odios los lunes porque siempre me duele algo, de dormir mucho, de dormir poco...
Odio los lunes porque te echo tanto de menos que se encoge el corazoncito, porque echo de menos momentos concretos, momentos difusos, momentos a tu lado, momentos únicos. Odio los lunes porque estoy tan ñoña que doy asquito.

Pero me encantan los lunes si están acompañados de tequieros, de teechodemenos, de quieroverte, de quiero tenerte de nuevo cerca.
Me encantan si me encuentro mensajes, canciones, videos bonitos.
Me encantan porque existes, porque das sentido al sinsentido del día a día, al devenir absurdo de días de trabajo, gimnasio, trabajo, trayectos... das sentido a esos días cuando te veo y te tengo, pero también cuando hablamos, también cuando simplemente se que estás ahí detrás diciéndome cosas bonitas, sabiendo que quieres estar pegado a mi como un imán.

Y entonces llego a casa, valoro lo que odio los lunes, y me doy cuenta de que puedo aguantar ese síndrome de abstinencia encantada con una pequeña condición: que no me faltes nunca, para no dejar de tenerlo si es necesario.

Tenerte es lo mejor que me podía pasar, así que echarte de menos cada lunes es, aun así, lo mejor del día....

I miss YOU!